
La madrugada de este sábado al domingo, 31 de marzo, los relojes cambian la hora y a las 2 serán las 03:00, con lo que dará comenzará al horario de verano, que se extenderá hasta el último fin de semana de octubre, cuando el reloj vuelva al horario de invierno.
El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) precisa que los cambios estacionales de hora pueden producir ahorros, pero estos son "marginales" y "no hay certeza de que los beneficios se obtengan en todos los estados miembros", de ahí los intentos de mantener un mismo horario todo el año, que unos ven con escepticismo y otros como la solución perfecta.
Los resultados de las medidas de ahorro energético en las que se justifica hasta ahora el cambio de horario son "difíciles" de interpretar al estar "influenciados" por factores externos tales como la meteorología o el comportamiento de los usuarios.
En lo que respecta a España, la climatología variable y las subidas de temperaturas propias del cambio climático hacen que, a nivel turístico, se plantee la posibilidad de mantener el horario de verano todo el año o más meses de lo establecido.
Un debate sin solución
El cambio de hora en Europa se remonta a la década de los 70, con la primera crisis del petróleo, cuando algunos países decidieron adelantar el reloj para aprovechar mejor la luz natural del sol y consumir menos electricidad en iluminación. Desde 1981 se aplica como directiva que se renovaba cada cuatro años hasta la aprobación de la Novena Directiva, del Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión, en enero de 2001, que establece el cambio con carácter indefinido.