En la costa tropical los repartidores no dan a basto entregando maquinas de limpieza a presión, limpiacristales y pintura.
Ya nada se resiste al comercio por internet y la calima lo pone de manifiesto.
Está claro que internet ha sido el canal que nos ha enseñado que la venta online es una fórmula fácil y cómoda de realizar nuestras compras. Pero también lo es que el pequeño comercio está desapareciendo a pasos agigantados ante la imposibilidad de compartir en precios, variedad y comodidad, que no tanto calidad.
Y a pesar de que los comerciantes apelan al trato personalizado y cercano, haciendo grandes esfuerzos por adaptarse a los nuevos tiempos y modificar sus fórmulas para llegar al cliente con webs de ventas y a través de las redes sociales, imposible competir con los grandes gigantes de la moda, la electrónica o el hogar.
Cada vez son más los consumidores que optan por realizar sus compras en las tiendas online, especialmente tras el confinamiento obligatorio y las restricciones derivadas de la pandemia. De hecho, la COVID-19 no ha hecho sino reforzar la posición de la compra por internet en detrimento del comercio local.
Como ejemplo, les contaré que hace unos días, un conocido repartidor de Almuñécar me comentaba que en las últimas semanas estaban repartiendo máquinas de limpieza a presión, limpiacristales eléctricos imantados y latas de pintura de una forma inusual e inesperada, pero todo tiene su explicación si tenemos en cuenta que la calima ha hecho estragos en las fachadas de las casas y los jardines, y que no hay suficientes empresas de limpieza y pintores que atiendan tanta demanda a corto plazo, motivo por el que mucha gente se ha hecho con todo tipo de artilugios para limpiar y poner a punto sus viviendas por dentro y por fuera.
Antes nos parecía impensable creer que la venta online fuera más allá de los canales de moda, deportes, electrónica o decoración, pero con las consecuencias de la calima hemos podido comprobar que la venta por internet se adapta a la demanda mejor que ningún otro sistema, y que ya nada se resiste a la facilidad y comodidad de las compras desde casa.
Y aunque todos nos apenamos cuando vemos que un comercio tradicional cuelga el letrero de cierre, son muy pocos, cada vez menos, los que se resisten a la comodidad de la venta online, con entrega a domicilio y recogida inmediata en caso de devolución.
Más facil imposible, lamentablemente.




















