Cifras terribles en este 25N: Hasta hoy, un total de 51 mujeres han sido asesinadas en España, 12 en Andalucía.
El miedo a la reacción de su agresor y un futuro incierto les frena a la hora de presentar denuncia.
Cincuentaiun mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas en España en lo que va de 2019, la misma cifra que en todo 2018.
Son ya 1.026 las mujeres muertas desde el 1 de enero de 2003, fecha en la que se comenzaron a cuantificar de forma oficial.
Andalucía encabeza el listado con 12 mujeres asesinadas, seguida de Canarias, Cataluña y Comunidad Valenciana, con siete.
Por edades, el grupo más numeroso con 20 víctimas es el de mujeres entre 41 y 50 años. Después, con nueve víctimas, está el grupo de entre 21 y 30 años y el de 31 a 40 años.
Treinta de las víctimas mortales eran españolas.
Solo en 11 casos había denuncias previas contra el agresor.
En cinco de los casos se habían llegado a tomar medidas de protección, aunque en uno de ellos ya no estaba en vigor.
Treinta y dos de las mujeres convivían con su agresor.
Informe ADECO
Los juzgados andaluces recibieron un total de 34.588 denuncias por violencia de género el año pasado
La violencia de género es la máxima manifestación de la desigualdad estructural que existe en nuestra sociedad entre hombres y mujeres, una lacra social que por séptimo año denuncia el informe elaborado por ADECO: “Un Empleo Contra la Violencia”.
Con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, el 25 de noviembre, analizamos en este informe la realidad de las mujeres víctimas de violencia de género, centrándonos particularmente en el caso que nos ocupa: el ámbito laboral.
El informe ha basado sus conclusiones en una encuesta a 160 mujeres víctimas de la violencia de género, así como en un análisis de los datos de denuncias por violencia de género ofrecidos por el Consejo General del Poder Judicial.
La violencia de género se define en la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género “como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia”.
En 2014 España ratificó el Consejo de Europa sobre la Prevención y Lucha contra la Violencia contra la Mujer, más conocido como Convenio de Estambul, que aboga por reconocer como violencia de género todo tipo de violencia ejercida contra las mujeres por el hecho de serlo. Por tanto, desde entonces, forma parte de nuestro ordenamiento jurídico. La finalidad del convenio es ir armonizando y unificando la normativa en materia de lucha contra la violencia de género de los diferentes países europeos, para así incorporar los avances que se realizan y dar una respuesta integral a esta lacra social de la que ningún país se salva.
Una sociedad cada vez más sensibilizada
Las denuncias por violencia de género siguen aumentando en nuestro país: en los últimos 5 años las denuncias han aumentado un 34% hasta registrar 166.961, un 21% de ellas en Andalucía (34.588). Detrás de esta tendencia alcista podría estar una mayor conciencia y visibilidad de la problemática, aunque cabe destacar que en el último año se ha producido un ligero estancamiento respecto a la tendencia general. Sin embargo, en Andalucía, se registra un descenso del 2,3% en las denuncias registradas por el CGPJ.
Para explicar el estancamiento o el descenso en algunas comunidades autónomas como Andalucía, desde la Fundación Adecco planteamos dos posibles hipótesis ya que se trata sin duda de una cuestión multifactorial:
-La inestabilidad social y política del último año podría traducirse en una pérdida de la confianza en el sistema.
-Tras años en los que se han establecido mecanismos que facilitan a las mujeres denunciar, se ha llegado a un punto de equilibrio experimentando ligeras subidas tras un par de años registrando altos incrementos.
“Se debe hacer una lectura positiva del aumento progresivo de las denuncias en la medida en que el aumento de casos por violencia de género no responde a que la violencia sea mayor sino a que cada vez haya menos silencio y menos miedo por parte de las mujeres. La lucha contra la violencia de género se ha convertido en una prioridad de Estado, pero también social; la gente cada vez es más consciente de que se trata de algo que le puede tocar a cualquier mujer y que no entiende de nivel formativo, económico o social” - declara Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.
Los tribunales están cada vez más especializados en violencia de género y tienen un conocimiento más profundo de la materia, sumado al hecho de que las mujeres acuden en mayor medida a la justicia.
Desempleo y precariedad económica entre los principales frenos ante la denuncia
Según un estudio del Ministerio de Igualdad en el que se analizaban 1.201 casos de violencia de género, la media en verbalizar o denunciar la situación de violencia era de 8 años y 8 meses. De los 1.000 casos de asesinatos de mujeres por parte de sus parejas o exparejas registrados en los últimos 16 años, solo existía denuncia previa de 209: solo 1 de cada 5 mujeres denunciaron.
En base a las respuestas de la encuesta, destacan los siguientes motivos que explican la tardanza en denunciar, en orden de importancia:
- Por miedo a la reacción del agresor
- Desempleo o precaria situación económica
- Vergüenza de reconocer todo lo tolerado
- Esperanza de que el agresor cambie
- Aguantar la situación por los hijos
- Miedo a perjudicar al agresor
- Inseguridad jurídica
- Sentirse culpable y responsable de la situación
- Por falta de apoyo familiar y social
- Edad
El aumento de denuncias es una buena noticia que denota que, pese a ser una problemática aún presente en nuestro país, cada vez son más las mujeres que se están atreviendo a dar el paso y alzar la voz. Es en estas barreras todavía presentes donde el empleo puede incidir y marcar la diferencia y ser parte de la solución para romper el vínculo con la pareja y poder empezar de cero. De hecho, un 68% de las mujeres víctimas asegura que el empleo le ha ayudado a superar la situación de violencia.
CONCLUSIONES
1- La violencia de género está considerada una manifestación extrema de desigualdad entre mujeres y hombres que plasma la discriminación estructural hacia la mujer de nuestra sociedad.
2- El género no es biológico, sino una construcción social que hace referencia a los papeles, comportamientos, actividades y atributos que la sociedad considera apropiados para los hombres y las mujeres.
3- En 2018, los juzgados españoles recibieron un total de 166.961 denuncias por violencia de género, la cifra más alta desde que el Consejo General del poder Judicial contabiliza los datos. Lo que se traduce, en el último año, en un aumento del 0,4% (el aumento más bajo de los últimos años) y un 34% más de denuncias en los últimos 5 años.
4- Pese a un aumento de las denuncias todavía son muchos los frenos que impiden que las mujeres den un paso y denuncien. Entre ellos destacan: miedo a la reacción del agresor, precaria situación económica, vergüenza de reconocer lo tolerado, esperanza de que el agresor cambie, maternidad, inseguridad jurídica, miedo a perjudicar al agresor, etc.
5- Cada vez hay menos silencio en nuestra sociedad y unas medidas más personalizadas para ayudar a estas mujeres. Es en estas barreras todavía presentes donde un empleo puede incidir y marcar la diferencia.
6- No existe un perfil sociodemográfico de mujer víctima pues como hemos mencionado anteriormente se trata de un problema social que se da por igual en todos los estratos económicos y socioculturales.
7- El 71,4% de las mujeres víctimas encuestadas destaca que estar en situación de desempleo genera inseguridad ante la violencia de género.
8- 6 de cada 10 mujeres víctimas cree que de haber tenido un puesto de trabajo en el momento en que se produjo la situación de violencia, todo habría sido diferente.
9- Casi la mitad de las mujeres víctimas encuestadas, el 48,6%, desconoce sus derechos laborales como mujeres víctimas de violencia de género, un conocimiento que debe ser básico para garantizar su protección integral.
10- El empleo se alza como la mejor herramienta para proporcionar a las mujeres víctimas de violencia de género la oportunidad de volver a ser libres y sentirse realizadas. De este modo, el empleo empodera transversalmente a las mujeres, incrementando su autonomía, independencia y autoestima, generando un círculo social saludable -alejada de relaciones tóxicas- y, por encima de todo, el empleo permite poder mirar al futuro con optimismo evitando caer de nuevo en una situación de violencia de género.
11- Para garantizar una sociedad libre de violencias, la verdadera solución -en la que todos debemos involucrarnos- es una firme apuesta por la educación en igualdad donde se apoye la dignidad de las personas por encima de todo, hablemos de hombres o mujeres.