"La salinización forzada del pozo de La Sandovala". Así es como Convergencia Andaluza (CA) de Almuñécar comienza su denuncia a la situación que los agricultores del Verde, Seco y Jate padecen desde el pasado verano de 2022 y que ahora se agrava aun más, según los andalucistas, con la ejecución de dos pozos junto al edificio Centro Comercial Mirador de la Marina, en la margen derecha del río Seco junto al Mercadona, para ocultar el vertido de aguas de La Sandovala al mar y la conversión en permanente de la salinización de dicho acuífero.
"Los comuneros se despertaron la semana pasada con la sorpresa de una máquina de perforaciones preparándose para hacer dos pozos junto al edificio del Mercadona, pegados al cauce del río. El presidente de la comunidad de La Sandovala, apoyado por un grupo de comuneros, exigió ver las licencias y consiguió parar las perforaciones hasta hoy martes, 16 de mayo. Ello, a pesar de la encendida oposición de Luis Aragón a que se paralizaran las perforaciones". Sin embargo, dichas obras, encargadas por Antequera en representación de la comunidad de propietarios del Mirador de la Marina, afirma CA, cuentan con la autorización de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Almuñécar, su "apoyo cómplice".
El objetivo de estas obras no es otro, aseguran, que “no se vea el agua que se saca de los sótanos y se tira al mar, evitando la alarma social”. Dichos pozos persiguen "inyectar el flujo continuo de agua que extraen de los sótanos que, según el informe que presentan, es entre 15 y 20 litros/segundo, a una profundidad de 25 metros bajo el nivel del mar".
Dicho informe refiere también que "la losa de cimentación del edificio se sitúa a la profundidad de -6’5 metros, sobre una capa de limos impermeables. Debajo de esta capa impermeable hay una capa de arenas de alta permeabilidad. Al extraer el agua que se filtra en los sótanos de edificio se produce un efecto aspiradora del agua dulce superficial. Y cuando se vierte a veinticinco metros de profundidad, por debajo de la capa de limos impermeables, el agua va directamente al mar".
El pasado 5 de junio de 2022 el Consistorio sexitano denegó la licencia de obras, solicitada por Antequera, advirtiéndole a la promotora "que se abstuviera de comenzar las obras, pues carecía de licencia municipal". Las obras, sin embargo, "comenzaron con la extracción de agua del sótano del edificio del Mercadona" lo que "se convirtió en un río que llegaba al mar y el pozo de La Sandovala, que ni en el peor momento de la anterior sequía había tenido problemas, comenzó a salinizarse".
Los regantes, indican desde CA, "alarmados" se entrevistaron con el edil de Medio Ambiente, Luis Aragón, que les dijo que “no podía hacer nada porque las obras tenían licencia". "Mintió" y "sospechosamente" la inspección de obras municipal "no realizó actuación alguna para paralizar unas obras que el propio Ayuntamiento había declarado ilegales. Para acallar a los regantes que veían cómo el agua de su pozo se volvía tóxica, empezaron a verter el agua de los sótanos contaminada con los polvos y lodos procedentes de las perforaciones, en el pozo de La Sandovala. El remedio fue peor que la enfermedad".
En este sentido, apuntan que el 14 de agosto de 2022 la Junta de Andalucía le comunicó a la promotora que no era necesaria la autorización de las obras de refuerzo de la cimentación, pero en “ningún caso” les autorizaba la extracción de agua del acuífero ni su vertido al río. El 25 de octubre de ese mismo año "cuando las obras llevaban ejecutándose seis meses sin licencia municipal con total impunidad, el Ayuntamiento, visto el informe de la Junta, les autorizó las obras".
Las reiteradas denuncias de la comunidad de regantes de la Sandovala al Seprona no tuvieron, declara CA, consecuencia alguna. "Los escritos dirigidos a la Junta de Andalucía y al Ayuntamiento no merecieron respuesta. Las protestas, concentraciones, pancartas... de los comuneros denunciando su grave situación y el silencio cómplice de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento cayeron en saco roto".
Así las cosas, advierten que esta "gran chapuza" desembocará en que "el agua dulce, de menor densidad, que discurre por la superficie del acuífero, por encima de la capa de limos impermeables, al extraer el agua que se filtra en los sótanos de edificio produce un efecto “aspiradora” del agua dulce superficial. Cuando se vierte a veinticinco metros de profundidad, por debajo de la capa de limos impermeables, el agua va directamente al mar. Pero, el vertido de aguas al mar ya no se ve".
Aunque por ahora, concluye Convergencia Andaluza, continúen con esta situación "los comuneros no van a rendirse porque se juegan su futuro".