
La foto que ilustra este artículo muestra la zona de entrada de la Presa de Rules a principios de enero de 2024. Lamentable pero cierto
La sequía amenaza al planeta. Nuestros campos se secan, los cultivos peligran, los alimentos se encarecen, y el día a día y las comodidades a las que estamos habituados podrían desaparecer antes de lo que podíamos imaginar.
El cambio climático del que tanto hemos escuchado hablar ya es una realidad y los periodos secos son más intensos y duraderos.
“Cada vez hará más calor y lloverá menos en España. 7 de las 10 cuencas hidrográficas con mayor sequía de Europa están en España. El año 2023 tuvo carácter extremadamente cálido, con una temperatura media de 15,2 °C, convirtiéndose en el segundo año más cálido desde el comienzo de la serie en 1961, por detrás tan solo de 2022, que resultó 0,2 °C más cálido que 2023", informa el Instituto Nacional de Meteorología
Y si esto ya nos parece grave, hay que sumar el aumento en los usos y consumo de agua en nuestras ciudades, especialmente en las zonas turísticas. Cultivos en regadío creciendo de forma descontrolada a pesar de la falta de agua, e incendios provocados o accidentales amenazando bosques y zonas especialmente castigadas por la sequía.
Todo esto nos lleva a lamentarnos sin respuesta.
Lamentarnos profundamente por la falta de infraestructuras que eviten el derroche del agua. Lamentarnos por el retraso de las canalizaciones en presas y embalses. Lamentarnos del descontrol en la concesión de licencias para el aumento de cultivos que requieren mucha agua. Lamentarnos de la ausencia de políticas hídricas efectivas que frenen esta desertización, lamentarnos de la falta de inversiones en desalinizadoras menos contaminantes. Lamentarnos de no ser capaces de reaccionar y actuar antes de que sea demasiado tarde.
Cada vez hace más calor. Cada vez llueve menos, cada vez tenemos menos agua y cada vez la derrochamos más.
"En 2050, 27 millones de españoles vivirán en zonas de estrés hídrico”, señalan los expertos, algo muchos de nosotros no veremos pero sufrirán nuestros hijos y nietos.
La sequía ha venido para quedarse y tenemos que volver a lamentarnos por no estar haciendo lo suficiente para frenar el problema y las graves consecuencias que nos traerá más pronto que tarde.
La foto que ilustra este análisis muestra la zona de entrada de la Presa de Rules a principios de enero de 2024. Lamentable pero cierto.