El recién remodelado salón parroquial de la Iglesia del Carmen se convertía en la capilla de salida de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Perdón y María Santísima de la Misericordia, que iniciaba su Estación de Penitencia a las ocho en punto de la tarde con el deseo de ‘volver al barrio’ cumplido.

La lectura de la sentencia de Poncio Pilato, que se leía desde uno de los balcones que se encuentran frente a la Iglesia, este año corrió a cargo de Ángel Luis Castillo, hermano de la Cofradía y antiguo capataz del paso del Señor del Perdón.

Las dos imponentes imágenes de la corporación del Martes Santo congregaron a su alrededor a cientos de personas por las calles y plazas del casco urbano de la ciudad, donde se respiraba fervor y un gran ambiente cofrade. Y además, donde se pudo disfrutar de varias saetas que se interpretaron en puntos tan señalados como la salida o la Carrera Oficial, frente al palco de autoridades de la Agrupación de Cofradías.

Muy emotivo fue también el discurrir por Puerta Granada, de nuevo entre multitudes, y el paso por Monjas, con el momento del Miserere cantado por las Madres Nazarenas del Convento.

Como novedad principal, el paso de María Santísima de la Misericordia estrenó la última fila de candelería, uno de los proyectos ambiciosos que se están llevando a cabo desde la Cofradía. Además, la Banda de Música Zamarilla de Málaga cerró el desfile procesional acompañando el paso de la Virgen por primera vez.

Para cerrar un inolvidable Martes Santo, a pocos metros de la recogía, una lluvia de pétalos caía desde el cielo ante el ‘palio de los sueños’ de Misericordia, una estampa única que costará olvidar.