Los 101 kilómetros siempre son duros, suponen un sacrificio y medir fuerzas contra la difícil orografía de la comarca de Ronda. La mítica carrera que organiza el Club Deportivo La Legión, del Tercio Alejandro Farnesio 4º de la Legión y el Grupo de Caballería Reyes Católicos II de la Legión, volvió ayer a hacer historia con un total de 8.500 participantes (mil más que en 2017) que tomaron la salida en la Ciudad Deportiva, divididos en marchadores, individuales y por equipos, y en ciclistas.
Entre todos ellos estaba con la "azul" del Sexitano (¿Acaso hay otra?) Miguel Barroso. Los que dicen que éste "todo terreno" es un tío normal, no sé que clase de gente conocen. Normal es un Dacia Sandero, normales son en la Calle del Aire, normal es un boli Bic cristal azul, normal somos los del Genuino grupo de whatsapp. Si alguien como Juanjo Rivas me dice que Miguel es un extraterrestre (por, entre otras, lo de la Transvulcania del año pasado) yo, me lo creo.
Barroso inició su recorrido por Ronda, Arriate, Alcalá del Valle, Setenil de las Bodegas, Montejaque y Benaoján. Es cierto que todo el mundo pierde alguna vez en la vida, pero hay quien para perder necesita que ocurra algo inesperado. Ese es el rodillo silencioso que tienen los que no son normales. Para los demás ganar es la excepción. El resto jugamos a la lotería y "que sea lo que Dios quiera".
Me gusta escribir de este tío, parece liviano pero es duro como la carne de pescuezo, él no lo sabe, pero cuando le hice el texto de su participación el año pasado en la Transvulcania, fue uno de los textos por los que más me felicitaron, sin embargo, el mérito fue suyo y no mio.
Miguel, llegó a meta clasificado en el puesto 46º en su Categoría y el 565º en la Clasificación General de Marchadores con un tiempo de 14 horas 13 minutos 14 segundos y casi chiflando, desmontando ese principio mitad religioso mitad educativo que dice que hay que sufrir mucho, mucho, muchísimo para merecer algo.