El lugar elegido fue el patio del Colegio de los Agustinos, donde se celebraban en antaño los festivales de Motril y que esta Peña ha tenido a bien el recuperar.
Mucho ha sido el trabajo y esfuerzo que esta joven Asociación Flamenca ha tenido que realizar para ofrecer el exitoso espectáculo Flamenco del pasado fin de semana.
El lugar elegido fue el patio del Colegio de los Agustinos, donde se celebraban en antaño los festivales de Motril y que esta Peña ha tenido a bien el recuperar.
El escenario no podía ser más añejo; cinco haces de cañas de azúcar abrazaban una triada de toneles de Ron Montero, señalados por dos mantoncillos rojos y todo flanqueado por unas plumas, simulando las velas de nuestros barcos componían una puesta en escena para una noche sin precedentes.
El festival “Motril Puerto del Azúcar”, ya venía siendo reconocido en todos los perfiles, páginas, blog y medios especializados como cita obligada para este verano, incluso lo han denominado como el “Festival de Granada en la Costa Tropical”. A tenor de la crítica que se ha suscitado, después de haber podido comprobar la calidad y afluencia que ha tenido, deja claro que Motril estaba esperando espectáculos como este, donde la diversidad, enclave, puesta en escena y calidad de los artistas, se han dado la mano para hacer disfrutar al público de una noche de verdadero arte. Un repleto patio del colegio de los Agustinos daba la bienvenida a José María Castaño, Director del programa “Los Caminos del Cante” de Jerez de la Frontera, persona encargada de conducir y presentar el acto; todo un verdadero lujo el poder contar con una enciclopedia del arte como es José María.
El cartel no podía estar mejor rematado y ser más puro y redondo, la bailaora Conchi Maya junto La Macanita y Pedro el Granaíno, además se contó con la colaboración especial del conocido pianista internacional, el motrileño Juan Carlos Garvayo. Abrían las puertas del Arte los ecos de Jony Cortés, Tuto, José de Mode y Luis Fernández que dieron paso a la raza y temperamento de la motrileña Conchi Maya. Soleá, bulerías… se pusieron de acuerdo para que los tacones y braceo de la gitana hicieran vibrar a los presentes, viendo como la motrileña se olvidaba de su cuerpo dando paso a su corazón y ángel, en una noche esperada por muchos aficionados. Se empezaba a caldear el ambiente.
El termómetro del arte iba subiendo de grados cuando se empezó a respirar el aroma de la albariza, el aroma del buen fino jerezano de manos de La Macanita. La voz de terciopelo y humo, venía acompañada por un soniquete, que bien se podría comparar con el roneo de una “jaca de osborne”, Chicharito y el Macano, haciéndole las palmas, junto la sonanta de Manuel Valencia, llena de duendes atrapados entre las seis cuerdas. Tientos, Tangos, soleá, Seguiriyas, Bulerías, Fandangos y una “pataíta” descalza por bulería, hizo que el patio de los agustinos se convirtiera en un “áscua de oro”. Estaba claro que la noche veraniega prometía y así quisieron los duendes que se forjara.
Como si de un cerrojazo se tratara, se cerró la noche; el patio de los agustinos se oscureció por completo y solo el resplandor de seis antorchas encendidas flanqueaban el brillante piano de cola que nos traía timbres camaroneros. El pianista internacional y motrileño Juan Carlos Garvayo, paseó sus manos por las ochenta y ocho blanquinegras del gran cola; toda una filarmónica dando los acordes de “La nana del Caballo Grande” de García Lorca, junto a la voz de fragua de Pedro “El Granaíno”, ambos se fundieron en un crisol para recordar al mito y fueron premiados con un ensordecedor aplauso del respetable. De esta manera se recordó a José Monje, “Camarón de la Isla”, en el 25 aniversario de su desaparición. El Motril Puerto del Azúcar, que lucía la marca oficial “Leyenda Camarón - 25” en toda su cartelería, aportó su granito de arena en esta fecha tan señalada.
Pedro “El Granaíno”, una de las voces más flamencas del patrimonio nacional y que más se acerca a la del genio, continuó haciendo que la noche se convirtiera en “oro molío”; venía acompañado por su guitarra favorito, Patrocinio Hijo, que traía la sonanta llena de buen carbón y musas jugando entre los trastes del diapasón. Tientos, Seguiriya, Tangos, Bulerías, Fandangos, iban adentrándose en la madrugada, haciendo que el público asistente disfrutara y viviera experiencias únicas. Antes del fin de fiesta, José María Castaño, expuso el más sentido agradecimiento a los patrocinadores y felicitación a los organizadores, mientras, se entregaron unas botellas de Ron Montero Reserva a los artistas, de la mano de Dª María Elena Targa, Directora de las Bodegas Ron Montero de Motril
Y se cerró una noche inigualable con un fin de fiestas por bulería, el Macano, Chicharito y Conchi Maya, se tiraron una pataítas bajo el timbre de las cuerdas de Manuel Valencia y arropados por el metal de La Macanita, Pedro El Granaíno y Jony Cortés. Sin duda alguna, una noche que pasará a la historia.